
Regresa a caminar descalzo
en un sendero marcado por robustos
árboles permanentes en los siglos
vuelve a levantar la mirada
a contemplar las flores de almendro
a sentir en tus plantas
el suave crujir de las hojas secas
otra vez hundir los pies en tierra seca y pisar luego el barro rojizo
disfrutar del deleite de un arroyo en un claro
en el que se distorsiona el reflejo de la única luna
era nuestra infancia de sonidos en ebullición
concierto que hacía circular
por las yemas el sabor del apreciado descubrimiento
tan sincero ante el conocimiento
con sus desordenes naturales
retornar a ser de los hombres
y de las mujeres
desequilibrados
que entornan los ojos
extasiados por los sentidos
a flor de la piel viva
hablar ante el océano
sumergidos en el desierto
sobre montañas dominantes
al fondo de una quebrada inquebrantable a la mirada
o bajo la sombra vegetal
más transparente y oscura